Uno de los sectores más golpeados por la pandemia del covid-19 ha sido la educación a nivel inicial. Para muchas familias los centros educativos han sido considerados como guarderías donde los niños van si sus padres no pueden cuidar de ellos. O como lugares de aprendizaje para avanzar en su desarrollo y conseguir los primeros lugares en el nivel escolar. No hay nada más errado que estas creencias demasiado normalizadas.
La educación virtual ha puesto en tela de duda el profesionalismo del maestro. Las familias han creído durante mucho tiempo que nuestro trabajo ha sido nada más el jugar y cuidar de ellos. Esto demuestra el poco compromiso empático de las familias de entregar a nosotras las maestras las responsabilidades emocionales y psicoafectivas de sus hijos. En un esfuerzo titánico por mantener vivos los espacios de aprendizaje, nosotras como maestras hemos procurado crear un ambiente lúdico y dinámico en el que seamos guías en conjunto con las madres y padres, lo que ha revelado de modo abrupto el papel de los padres en la crianza y aprendizaje de sus hijos. De allí surge el miedo de muchos padres frente a la educación virtual, y más aún de los más pequeños: El sentir que sus pequeños no atienden, no se concentran, no entienden o están inquietos frente a un dispositivo electrónico.
Queridas madres y padres, consideremos que el proceso de adaptación es paulatino, más aún cuando nos referimos a niños de nivel inicial. No permitamos que el afán de que aprendan nos conduzca a la decepción, sino que seamos quienes promovamos la adaptabilidad a la clase. La educación inicial conlleva un reto mayor, uno en el que la maestra debe preparar una clase que sea lo suficientemente atractiva, dinámica y sencilla para el niño pero a la vez práctica, empática y que involucre a los padres afectiva y emocionalmente. Son ustedes quienes deben formar parte al ciento por ciento de la educación de sus hijas e hijos. Debemos entonces ser conscientes que la maestra de nivel inicial tiene como objetivo fortalecer al niño a nivel psicoafectivo, emocional, ayudarlo a desarrollar destrezas, darle la oportunidad de descubrir sus habilidades y ser guía para los padres.
Si tomamos en cuenta que a esta edad el ser humano forma sus canales neuronales como cimiento de su vida futura, es primordial que el niño tenga un tratamiento muy estricto. Para muchos, esta pandemia parece volcar todo patas arriba, mientras para otros es volver a encauzar las situaciones que estaban desviadas. La maestra es ahora solo una guía de aprendizaje, un acompañante pedagógico, un psicólogo amigo y un apoyo familiar; pero son los padres los que deben estar a cargo del “desarrollo mental, espiritual y físico” de sus hijos.
En un mundo donde todo nos lleva a ser más empático: ¿cuánta empatía tienes con respecto a la educación de tus hijos?